Vale la pena, siempre vale
la pena luchar por las cosas que uno considera importantes, no hacerlo es
renunciar a nuestra propia esencia, a dejar de ser lo que somos para
convertirnos en nuestro peor enemigo, una sombra de nosotros mismos, un
autómata que avanza sin avanzar, que crece sin hacerlo, creo que eso sería envejecer
sin más. Los sueños son hermosos, nos recreamos en ellos en esa especie de
limbo que les da brillo y perfección. Tierra de nadie. Los retomamos de vez en
cuando, para evadirnos del ambiente pesimista y desolador que nos va
envolviendo en los últimos años. En ocasiones se nos hace casi vital acariciarlos,
adentrarnos en la materia abstracta e ideal que los conforman, para eso son si
eso queremos que sean. Pero si deseamos alcanzarlos, si deseamos de verdad
hacer que se cumplan, debemos transformarlos, dejar de idealizar e iniciar una
lucha que nadie augura fácil, porque las cosas auténticamente importantes,
nunca lo son. Eso nunca me ha asustado, no temo la dureza del camino, el temor
real, el que puede llegar a ser descorazonador, es la recurrente idea que brota
aquí y allá y que se hace necesario arrancar sin dudarlo un segundo, el temor
real es siempre el de no llegar. Soy una persona optimista y soñadora, pero
junto al optimismo pongo mi tesón, junto a mis sueños, el trabajo. Si algún día
llego, nadie podrá negarme esas cualidades, no dudo que muchas otras sí, pero
¿quién quiere la perfección en el camino de los sueños?
Quienes
me conocen saben lo mucho que he trabajado y disfrutado de mi experiencia como escritora,
editora, correctora, maquetadora, distribuidora… Ha sido un camino laborioso,
enriquecedor, en el que he crecido, aprendido, conocido gente, añadido
vivencias a mi sencilla biografía. No todo ha sido un camino de rosas, es
difícil, las puertas no se abren solas, en ocasiones no se abren, hay quien no
escucha, hay quien no puede. En el mundo de la cultura, la primera arma de
lucha es la pasión, pasión por lo que haces, creer y luchar con pasión en ello.
Ahí estoy, tengo la primera arma y mucho por aprender y recorrer, pero espero
siempre avanzar, tratando de no desfallecer.
En estos años, muchas personas me han ayudado, me han tendido la mano y han tratado de facilitarme las cosas, mi más sincero agradecimiento a todos. Trataré de no fallar a quienes han decidido dar respaldo a mi sueño y espero a su vez, hacerles "viajar" con mis historias, aunque sólo sea un poco. Espero que la emoción que me embarga mientras escribo, les alcance en algún momento, que la rabia, la risa, la pasión que empuja mi pluma, les empuje a pasar las páginas, anhelando llegar, como yo, al final del camino.
CRISTINA TIRONI MATÉ
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