http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/violaciones-populares_1144853.html
Vergüenza, miedo, rabia, horror, asco,
repugnancia, desolación, destrucción…
Podríamos
seguir, palabras que tratan de acercarse a lo que significa una violación,
podríamos tratar de acercarnos a lo devastador que resulta para la víctima,
para su futuro, para su salud mental, para poder dormir, descansar, soñar,
amar… Aniquilación. Armas de guerra devastando el cuerpo y el alma de la mujer,
destruyes al enemigo. ¿Somos el enemigo? Utilizando a jovencitas indefensas,
hacen negocios multimillonarios. Esclavizando inocencias perdidas, lo peor de
la sociedad, se siente poderoso. Crimen condenado, ni en la cárcel se perdona
el crimen sexual, los agresores sexuales lo saben, venganza, la Ley del Talión,
ojo por ojo… Tranquilos, las sociedades avanzan, se supone que avanzan, que
mejoran los derechos humanos, que se garantiza la seguridad de las minorías, de
los más débiles (qué vergüenza tener que utilizar esta expresión para mi
género, cuando todos sabemos lo resistentes que somos) Se suponía que en el
siglo XXI íbamos a dar el salto a una nueva Era, en la que la información, al
alcance de las grandes masas, iba a generalizar el acceso a la Cultura, el
siglo de la eliminación de barreras, el siglo en el que las grandes
instituciones que velan por los derechos humanos iban a adquirir mayor
relevancia y poder…
¡El Siglo de la
Vergüenza! ¿Cómo soportar tanta mezquindad, hipocresía, crueldad, cinismo? ¿Qué
nos está pasando? Miro a mi alrededor y me aterra el camino por el que
avanzamos: Degradantes programas televisivos, elevada audiencia.
Bullyng en las aulas, invasivo con las todopoderosas nuevas tecnologías, el círculo de la víctima calla.
Sexismo degradante en la publicidad, las
ventas del producto no bajan. Corrupción generalizada en la política, el pueblo acostumbrado, paga y calla. La
guerra expulsa a civiles de sus países, son gaseados, los cuerpos de los niños
aparecen en las playas, una exclamación,
después, silencio. Cerramos fronteras, gentes amontonadas como ganado sin
derechos. Silencio. Niñas
estudiantes, apenas muchachas, secuestradas para uso sexual. Nos llevamos las manos a la cabeza, para
volver a nuestros trabajos, olvido. Bebés y niños utilizados por redes de
pederastas sin escrúpulos. Desamparo en
la red. Universitarias acosadas. Silencio.
Soldados acosadAs. Silencio. Violaciones
en masa, anunciadas en la Red, exhibidas en la Red, mujer destruida desde todos
los frentes, su peor pesadilla, eternizada en su memoria, publicitada en la Red
en la que el Mal reina a sus anchas. Indefensión.
Tantas noticias y realidades dan forma a esta tendencia creciente, que
aterroriza la constatación de que el MAL anida en nosotros desde tiempos
inmemoriales y sobrealimentado de inmundicia, se ha hinchado hasta reventar y
salpicar a la sociedad en todas sus expresiones.
Ya me
perdonareis, no entiendo nada, no comprendo que semejantes hechos estén
sucediendo en nuestras democracias. ¿Democracia? ¿Es esto una democracia? ¿A
quién defiende? Las niñas, muchachas y mujeres que han sido víctimas de
cualquier tipo de acoso, forman parte de la mitad de la humanidad, esa mitad
desvalorizada por los medios, pateada por algunos sectores, ninguneada por los
poderes, insultada, humillada y destruida por una minoría que ha encontrado un balcón al mundo, un escaparate desde
el que encuentran un público que les sigue y aplaude.
Y apuntando al
detonador de este artículo, señores y señoras habitantes del Ayuntamiento de
Valencia, Coalición formada por el PSOE, Compromís y València en Comú, ¡REACCIONEN,
PRESÉNTENSE COMO ACUSACIÓN, ACTUEN más allá de sus luchas internas por el poder!
El pueblo espera algo más, espera que sean PERSONAS, que tengan VERGÜENZA, que
tengan CONCIENCIA y eviten que esta mancha se extienda, como lo están haciendo
tantas manchas en nuestra vapuleada sociedad. ¿Van a permitir que nuevas
víctimas surjan de esta inmundicia? La Democracia no es esto, no lo es.
Y aun me hago
una pregunta más, tantas quedarán en el tintero… ¿Cuántas muchachas había en
ese botellón multitudinario en el que se vendieron 25.000 entradas? Saben leer
y pensar, son universitarias. ¿Dieron media vuelta al ver el panorama? ¿Les
dieron la espalda a sus compañeros portadores de frases amenazadoras contra su
integridad? ¿Protestaron en masa ante tamaña aberración? Los mensajes de esas
camisetas no son chistes, son, como dice Joaquim Pérez, “apología de la
violación”
Estudiantes,
estudiantes de Grado, carreras de Medicina, de Derecho…
¡Desolador!