lunes, 2 de marzo de 2020

SOPA



Se ha esforzado con el caldo, toda la tarde la olla con las verduras, el pollo, la pelota, el hueso blanco, el saquito de garbanzos. Ha separado todo en una fuente y lo ha dejado aparte. El caldo blanco y aromático en una olla limpia, más pequeña, para hervir con el cabello de ángel, la pasta preferida de él. Selecciona ahora los ingredientes para la ensalada: frutos secos, espinacas tiernas, olivas negras y queso de cabra. 
Satisfecha del resultado, pone la mesa; cada cubierto en su lugar, los bonitos platos, las servilletas alineadas, la jarra de agua, el vino listo en la nevera para servir en el último instante. Antes de darse un respiro lava los utensilios utilizados, los fogones, guarda los potes de ingredientes, limpia las encimeras y justo cuando va a sentarse, llega él. 
Enseguida ve en sus ojos que ha tenido un mal día, está cansado. Ella también lo está. No lo dice.
Mientras sirve el vino en las copas, le oye protestar en la cocina:
−Ya podías haber tirado la basura.
Le habría dicho que pensaba hacerlo después, que no había tenido tiempo, pero él vuelve a protestar:
−Ya podrías haber recogido la fiambrera, lleva días aquí.
Ella piensa que no, que la había guardado aquella mañana, pero que la ha vuelto a usar para unos restos. No lo dice, en su lugar, entra sonriente en la cocina, dispuesta a hacer que las cosas funcionen. Se saca el delantal, coge la panera con el pan recién cortado y le anuncia que la cena está a punto. 
Su hijo sale de la habitación y ella le sonríe.
Se sientan. Ella ansiosa, como esperando algo, no sabe qué. El ruido de los sorbos de la sopa llena el espacio. Un tecleo llama su atención; su hijo ha sacado el móvil del bolsillo. Quiere decirle que lo guarde, pero en lugar de eso prefiere alentar la conversación. Les pregunta por sus jornadas laborales y estudiantiles; unos monosílabos acompañan un instante a los sorbos de la sopa. Carraspea, busca algo interesante en las horas transcurridas, pero desestima hablarles de la limpieza, la plancha, la compra, la elaboración del menú que degustan en silencio, como autómatas.
Deja la cuchara, suspira.
−¿Está buena? –pregunta cada vez más decaída.
Su marido levanta la mirada de forma fugaz, sigue con el ceño fruncido.
−Agua con fideos −seco−. Calienta la barriga.
Ella no quiere rendirse aun. 
−Pero, ¿está buena?
−Yo que sé… Es comida, no tengo tiempo para estas cosas.
Su hijo no ha retirado la atención de la pequeña pantalla, sonríe, ajeno a todo.
La mujer contiene la respiración. “No pienses, hazlo”. 
Se levanta, coge la sopera, la destapa, saca el cucharón, la coge por las asas de porcelana con hilos dorados y le da la vuelta. La sopa se escampa por el mantel de algodón, los fideos son arrastrados por el caldo hasta el pie de las copas y más allá. Los dos hombres, el joven y el mayor, se levantan de golpe, los ojos muy abiertos.
Para cuando quieren reaccionar, ella ya ha cogido la chaqueta y el bolso y ha salido a la calle. 
El aire vuelve al fin a sus pulmones.

                       
Día Internacional de la Mujer
                                                                      #DiaDeLaMujer
#EllaMeInspira
#MesDeLaMujer
#SheInspiresMe
#NosotrasParamos
#ParoDeMujeres
#SomDones

No hay comentarios:

Publicar un comentario