domingo, 23 de diciembre de 2018

10º Domingo

Cerrado por descanso navideño.

Aprovechemos para reconsiderar el sentido de las cosas. Nos vemos en el nuevo año, que deseo de corazón que sea mejor, más claro, más generoso, más limpio, más humano y digno.
Brindaremos por ello.

domingo, 16 de diciembre de 2018

EL EXAMEN

9º Domingo

Se jugaba el futuro, el trabajo que siempre había soñado, un sueldo elevado, buen ambiente, unas excelentes instalaciones y un buen retiro. Todo era perfecto, todo menos aquel horrible examen que tenía que pasar con la mejor nota. Una única plaza para un gran número de candidatos y todos le parecían mejor preparados que él, más elegantes, más guapos. Estaba convencido, no tenía la más mínima oportunidad.
                  Y fue en aquel momento, que recordó a su abuelo, sentado en la mesa de la cocina remojando galletas en la leche.
                  –Deberás comer muchos libros si quieres ser algo en la vida.
            Aquella misma tarde, al llegar a casa, se encerró en la cocina con el temario del que se examinaba al día siguiente. Cogió su mejor cuchillo, la madera de cortar carne y una buena tijera para las partes más difíciles. Cuando tuvo el grueso volumen bien troceado en la cazuela, lo cubrió con agua y encendió el fuego. Añadió después una pizca de sal, un poco de pimienta, un chorrito de aceite y esperó a que los fragmentos de papel estuvieran a punto.
            Aquella noche tuvo una digestión pesada y durmió un sueño repleto de fórmulas, datos y esquemas. 
Estaba preparado.
            Pero no fue el que obtuvo la mejor nota. Extrañado, se dirigió al seleccionado y le preguntó cómo había logrado superarle,
             –Yo me comí el libro crudo.

domingo, 9 de diciembre de 2018

MIRADAS

8º Domingo

Le gustaba el efecto del maquillaje en sus ojos, le daba un aire sofisticado, seductor. Ensayaba miradas frente el espejo y perfeccionaba un poco más la línea, un toque de polvos, un poco más de carmín. Durante  la jornada despertaría la atracción masculina, la admiración femenina. Un poco más, pensaba ansiosa y alargaba unos milímetros el rabillo para potenciar más la forma almendrada de sus ojos. Pero siempre quería más, aplicaba una nueva capa  de rímel y empolvaba los párpados con violetas nacarados, para agitarlos en el cruce de miradas. 
            Un día se cansó de aquella operación, debía estar toda la jornada pendiente de los desastres que ocasionaba el paso de las horas. Abrió su portátil y buscó un cirujano para ojos gatunos y labios carnosos. Lo encontró ya entrada la media noche, era una web de tonos dorados y plateados, con letras rojas muy brillantes. Los ojos que ilustraban aquella portada eran justo lo que ella deseaba y aquellos labios eran realmente increíbles, la perfección de la forma y la línea, el rojo justo, el volumen sensual y elegante que deseaba por encima de todas las cosas. No lo dudó, con el corazón enloquecido y la emoción en la boca del estómago rellenó el formulario de petición de cita y realizó el pago de reserva.
            En la entrevista con el atractivo cirujano, le explicó que deseaba, por encima de todo, despertar las miradas de cualquier mortal que se cruzara en su camino. El cirujano  sonrió y le prometió que sus deseos iban a hacerse realidad. No la engañó. Un mes más tarde, contempló el reflejo de su nueva mirada, el rabillo de sus ojos se proyectaba hasta la sien. Sonrió satisfecha, ningún maquillaje habría conseguido ese efecto. 
Comprobó durante sus primeros paseos experimentales que nadie quedaba impasible, todas las cabezas se giraban a su paso. Al agitar las extendidas pestañas, levantaba pequeños tornados de expectación en las calles por las que circulaba y se sintió poderosa, realmente poderosa. Hasta que, con la gran panorámica que ofrecía su rasgada mirada, vio los gestos sarcásticos, las risas, los murmullos. 
            Escogió entonces la felicidad de su propia admiración, no les necesitaba para nada si tenía un espejo cerca. Cerró la puerta al mundo y se dedicó a su propia seducción. 

domingo, 2 de diciembre de 2018

HUMANIDAD

7º Domingo

Lo siento, hoy no hay cuentito, voy al funeral de la palabra "humanidad".
         El Sr. Presidente, se llena la boca de grandes conceptos, habla con voz pausada, seductora. Es elegante, apuesto, tiene mirada de buena persona, pero ha alcanzado el poder y ahí arriba hay un virus que parece ser muy contagioso, pocos se salvan de él. Los síntomas son claros: cambian de perspectiva, modifican una y otra vez el sentido de sus discursos, nos dan lecciones desde su púlpito, nos miran a nosotros, pobres súbditos, desde su poderoso pedestal de frío mármol. ¿Qué sabemos nosotros de las estrategias en los más altos niveles?
          El mismo que dio un paso al frente para acoger un frágil cargamento en el puerto de Valencia, abriendo los brazos, mirándonos a los ojos, amable, generoso, prometedor, olvidó que no era sólo eso, que debía ir más allá, que no se trataba de arrojar en los muelles aquel cargamento humano, que necesitarían una planificación, un trato digno, un acogimiento pausado durante el cual curar sus heridas, para darles después las herramientas necesarias, la primera, la dignidad. Hombres, mujeres y niños, buscando un lugar para vivir con seguridad, con un futuro por delante. 
Olvidan los dirigentes trabajar a largo plazo, sus horizontes son cortos, sus acciones quedan así, en meras campañas publicitarias. Olvidan que la seguridad, formación y felicidad de cada uno de los ciudadanos de un país, es un granito de arena más, para lograr la tranquilidad, alto nivel cultural y los deseables niveles de satisfacción de los pueblos.  El error de cálculo está justamente en el cortoplacismo, tapar agujeros, cubrir con cortinas, prometer a golpe de declaración y olvidarse de ello.
Pero hay gentes buenas, generosas de verdad, que se juegan el cuello al darle la mano al prójimo, en silencio, mirando al ser humano que tienen en frente, porque el instinto así se lo pide, porque no hacerlo sería insoportable. Agotados pescadores que sin púlpitos, micrófonos, ni ampulosas palabras, dan una inmensa lección de humanidad, que rescatan a nuestros hermanos de la tumba del mar; que les atienden con urgencia, seguros de que su país, España, activará la maquinaria de los momentos críticos y les abrirán los puertos, con los dispositivos de emergencias a punto, como marcan los mínimos de la ética y los niveles morales de un país que presume de generosidad.
El Sr. Presidente está ocupado en otros menesteres en estos momentos y ha colgado el cartel de “No Molestar”. Debemos ser comprensivos, tiene grandes responsabilidades, se reúne con los poderosos del Primer Mundo. Su misión es lograr buenos réditos, tender la mano a cada uno de esos importantes hombres y mujeres elegidos por el Olimpo de los más favorecidos. Tan solo las carteras llenas cuentan en estos momentos y con esa miopía que los caracteriza, no ven los restos pisoteados que ya ni se molestan en ocultar bajo las alfombras.
¿Y los pescadores? Vaya, no hay tiempo para esas menudencias ahora, seamos comprensivos. Al fin y al cabo, sólo se ciñen a la Ley del Mar, ¿no es así, Sr. Presidente? Pero entre los susurros de su aterciopelada voz, podemos oírle decir:
            –Su acción les honra, señores pescadores, ahora ya pueden arrojarlos a los tiburones.
            Suerte tendrán de esos ángeles del mar, Open Arms acudirá una vez más en su ayuda. Por ellos, no enterraremos la palabra HUMANIDAD, no podemos hacerlo cuando hay grandes héroes defendiéndola cada día. Sólo debemos, eso sí, ajustar aspectos de su contenido, no vayamos a incluir a los portavoces del lado oscuro.