domingo, 11 de noviembre de 2018

ZAPATOS NUEVOS

4º Domingo


Anita estaba enfadada. Se había sentado en la entrada de la casa con las rodillas muy juntas, la mirada concentrada en sus zapatos nuevos. Eran blancos, brillantes y duros.
Ya en el coche pegó la nariz al cristal. Sus padres trataban de animarla, sería la niña más bonita de la comunión, tenía que estar orgullosa. Ella siguió en silencio, el vapor velaba la vista del paisaje que iban dejando atrás. Algo llamó su atención: unas bambas amarillas con puntera y suela de goma. Parpadeó, qué extraño, colgaban de los cordones atados entre ellos, una bamba a cada lado de los cables que atravesaban la carretera. Le pareció mágico. Aquel era justamente el calzado que quería, con él podría saltar muy alto y ver, desde allí arriba, a dónde se dirigían los pájaros. 
Se quitó los zapatos blancos, brillantes y duros y gritó. Su padre frenó en seco. Anita se desabrochó el cinturón, apretó el botón del seguro de la puerta y saltó al arcén. Sus padres le ordenaron que entrara en el coche, pero ella sólo tenía ojos para las bambas que oscilaban allí arriba. 
Se colocó debajo, apretó los ojos, los puños y se acordó del payaso que se escondía en la caja sorpresa, aquel que brincaba cuando levantaban la tapa. Dio un gran salto y se encontró sobre el cable, con los pies cómodamente  calzados. Miró a lo lejos y saludó a los pájaros, que agitaban las alas dándole la bienvenida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario